
Iniciar una psicoterapia es una decisión muy importante, pero no siempre es fácil. Esta
decisión muchas veces llega luego de una crisis, una situación que angustia, malestares que
se sienten en el cuerpo, o la sensación de que no nos sentimos bien, aunque no sepamos
nombrarlo con claridad.
Desde un enfoque psicoanalítico, la psicoterapia no se trata solamente de resolver un
problema, sino de abrir un espacio donde poder decir, pensar y darle lugar a aquello que en la
vida cotidiana muchas veces es silenciado.
En la actualidad los mandatos de felicidad, las exigencias de productividad y el poco espacio
para el malestar pueden generar que el sufrimiento sea rechazado y que a veces no sea posible
hablar cuando el entorno responde con exigencias.
Cansancio, contracturas, tristeza y preocupaciones constantes son diversas manifestaciones
de ese sufrimiento que insiste y que tiene una causa por descubrir. Es importante que el
cuidado de la salud sea integral, lo que implica observar la salud mental, esto trae aparejado
prestar atención a los propios sentimientos y a las emociones.
El sufrimiento psíquico, ya sea ansiedad, tristeza, repetición de vínculos que duelen, síntomas
corporales sin causa médica, no es algo a eliminar rápidamente, sino a escuchar. Es en ese
acto de escucha donde pueden comenzar a surgir nuevas preguntas y sentidos.
La terapia psicoanalítica propone revisar la historia singular de quien decide iniciar una
psicoterapia. Se trata de acompañar un proceso donde la palabra pueda hacer algo nuevo con lo que hace sufrir. Es un espacio donde la palabra puede volverse transformadora.
Por: Lic. Daniela Alejandra Ferro