
A veces es más fácil enojarse… que sentirse herido.
El enojo nos hace sentir fuertes. Nos da la sensación de que tenemos el control, de que nos defendemos, de que nos hacemos valer. Pero muchas veces, detrás del enojo hay algo más: dolor, tristeza, miedo, vergüenza. Emociones que nos dejan expuestos. Que nos hacen sentir frágiles.
Y entonces… nos enojamos.
Porque enojarse duele menos. Porque protege.
Porque nos hace sentir que no perdimos del todo.
Preguntate…¿Que hay detrás de tu enojo?
Por. Lic. Luciana Duffey