En psicoanálisis, responsabilizar no es exigir…

Autor del artículo: Lic. Lucia Molina

En psicoanálisis, responsabilizar no es exigir un ‘hacerse cargo’, sino abrir un espacio para la implicación subjetiva

El concepto de responsabilidad subjetiva es ampliamente utilizado en el psicoanálisis contemporáneo, aunque no se trata de un término originario de esta disciplina. Más bien, es un concepto del que el psicoanálisis se ha apropiado en las últimas décadas, no sin generar debates.

Algunos autores señalan que, en la práctica, la responsabilidad subjetiva suele entenderse como un “hacerse cargo” de los propios padecimientos, quejas o decisiones. Sin embargo, esta forma de concebirla no está exenta de problemas. Alfredo Eidelsztein advierte que reducir la responsabilidad subjetiva a un deber individual puede ir en contra de los principios mismos del psicoanálisis, ya que refuerza una idea de sujeto aislado, autónomo y autosuficiente, propia de la ideología individualista moderna.

Si bien Freud y Lacan no desarrollaron explícitamente el concepto de “responsabilidad subjetiva” como tal, en sus textos aparecen referencias que dieron lugar a distintas lecturas. Freud, por ejemplo, plantea que el soñante debe asumir responsabilidad por aquello que sueña; Lacan afirma que “de nuestra posición de sujetos, somos siempre responsables”. No obstante, estas formulaciones han sido muchas veces interpretadas de modo simplificado, como si se tratara de una exigencia moral o de una carga que recae sobre el yo.

Desde una perspectiva clínica, el riesgo de este uso es claro: confundir responsabilidad con culpa. Cuando la responsabilidad se entiende como una obligación de “hacerse cargo” desde el yo, puede generar alivios momentáneos, pero también intensificar el sufrimiento, produciendo más culpa y angustia.

Otros autores, como Muñoz, proponen no abandonar el concepto, sino pensarlo de un modo más preciso. La responsabilidad subjetiva, desde el psicoanálisis, no se juega en el plano moral ni en la voluntad consciente, sino en la relación del sujeto con su acto, con su deseo y con aquello que lo determina más allá de lo que cree decidir.

En este sentido, la responsabilidad no implica control total ni dominio sobre lo que ocurre, sino la posibilidad de asumir una posición frente a lo que nos atraviesa. No se trata de culpabilizar al sujeto, sino de abrir un espacio donde pueda emerger una verdad singular, más allá del yo y de las explicaciones tranquilizadoras.

Desde esta perspectiva, el psicoanálisis no propone sujetos omnipotentes ni víctimas pasivas, sino sujetos implicados. Sostener una noción de responsabilidad ajustada a esta concepción es, justamente, lo que permite que la clínica no derive ni en el reproche moral ni en la pura desresponsabilización.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio