Migrar no es únicamente desplazarse de un territorio a otro. Es atravesar un proceso psicológico complejo que involucra múltiples pérdidas, muchas veces no reconocidas socialmente. En términos clínicos, podríamos hablar de duelos migratorios múltiples, concepto desarrollado por Joséba Achotegui, quien señala que el acto de migrar implica separarse simultáneamente de personas, lugares, idioma, cultura, estatus social e incluso de la propia identidad previa.
A diferencia de los duelos tradicionales, estos no se ritualizan ni se cierran fácilmente. El entorno suele subestimar el sufrimiento del migrante bajo frases como “te fuiste por una vida mejor” o “qué suerte vivir en otro país”, invisibilizando así el impacto emocional del desarraigo.
Dimensiones del duelo migratorio
El proceso puede incluir:
Duelo por la tierra: la pérdida del territorio y del sentido de pertenencia.
Duelo por los vínculos: la distancia afectiva y la imposibilidad de compartir la cotidianeidad con seres queridos.
Duelo por el idioma y los códigos culturales: sentir que la propia voz se vuelve torpe o que las expresiones emocionales ya no encuentran eco.
Duelo por la identidad: el proceso de redefinir quién soy en un contexto donde las referencias previas pierden vigencia.
Estos duelos, cuando no son elaborados, pueden derivar en síntomas de ansiedad, depresión o en la llamada “nostalgia migratoria”, un malestar difuso entre la tristeza, la culpa y la sensación de no pertenecer completamente a ningún lugar.
Acompañar para reconstruir sentido
Desde la psicología integrativa y la arteterapia, acompañar a personas migrantes implica crear espacios donde el dolor tenga lenguaje. A veces el arte, la metáfora o la imagen logran expresar lo que la palabra aún no puede nombrar.
El proceso terapéutico no busca “adaptar” al sujeto a un entorno nuevo, sino reconstruir sentido y restablecer continuidad identitaria entre lo que fue, lo que se perdió y lo que está por venir.
Migrar también puede ser una experiencia de crecimiento, pero solo cuando el duelo encuentra lugar para ser transitado. Porque antes de florecer en tierra nueva, es necesario honrar las raíces que quedaron atrás.
Por: Lic. Florencia Stella
Psicóloga (M.N. 77414) | Arteterapeuta | Especializada en Terapia Centrada en Soluciones y acompañamiento a procesos migratorios.